El desfile

marzo 26th, 2009

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Siempre me han dado miedo los militares, incluso cuando desfilan para lucir el palmito y mostrar sus armas, cascos y pertrechos más limpios que la patena. Supongo que desfilar delante de los curiosos, les pone. Es como si estuvieran sobre un escenario actuando.

¿Y qué ocurre en tiempo de guerra? ¿Acaso los militares piensan que sólo están representando un papel o jugando a los soldaditos de plomo? (El plomo viene a cuento por las balas, los cañones, los morteros…). 

No sé si el ensoñamiento que nos produce la parafernalia militar, tiene que ver con los uniformes, tan aplaudidos en las pantallas de cine, con las heroicidades que airean o con las mezquindades que ocultan.

El asunto es que a mí ese desfile visto y vivido en directo en San Francisco, en 1985, me dio para captar esta imagen de paz con reflejo incluido. ¿Qué pensaría de mí ese soldado? ¿En algún momento, si está vivo, se preguntará lo que yo me pregunto? 

Vergüenza ajena

marzo 26th, 2009

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¿A qué juega la Iglesia católica vestida de púrpura y acompañada de incienso, pompa y boato? ¿Por qué no se destapa de una vez y se inscribe en el Ministerio del Interior como partido político? O ¿no está haciendo política activa, saliendo a la calle cada dos por tres sin pasar por unas elecciones democráticas? ¿Será porque gozan de bula papal y el Gobierno de España le ha dado más dinero que nunca y se les ha subido a la cabeza y a las barbas del PSOE? O ¿será porque a sus feligreses les gustan las manifestaciones familiares y festivas? O ¿es simplemente por echar un pulso al Estado laico? En ese impenitente afán de catequizar a tirios y troyanos, a Benedicto XVI no se le pone nada por delante, ni siquiera la cordura; y con ligereza asombrosa -como los que viven cómodamente instalados fuera de la realidad- se pasea por África o por inframundos predicando castidad y anatemizando el uso del preservativo. a pesar de que el SIDA se está llevando por delante a hombres, mujeres y niños, que carecen de todo menos de la epidemia de la muerte. 

Sin embargo torean la vergüenza ajena con ínfulas de quien se sabe poderoso y, por algunas razones que desconocemos, cree y se regocija porque el Gobierno cautivo y desarmado… quizá ¿mira para otro lado? ¿Hasta cuándo vamos a aguantar los que no pertenecemos al Partido Catolico?: ese partido encubierto al que no nos dan la oportunidad de dejarle fuera de juego.

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El sol no sale para todos

marzo 25th, 2009

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He querido dejar pasar unas semanas antes de hablar del 11-M porque prefería meter las ideas en el congelador antes de escribir, por temor a decir sin red, lo que sentí al ver cómo el PSOE se quedó a la altura del betún por no acompañar a las víctimas.

Pero no, ellos tenían que olvidar que su protagonismo de campaña electoral había que abandonarlo en cualquier descampado y, tapándose la nariz (eso hizo Inés Sabanés y ¡olé sus narices!) debían haber estado en el homenaje de la Comunidad de Madrid.

¿Qué importa que la Presidenta estuviera con su desfachatez habitual? ¿A quién le duele que haya cerrado una investigación sobre los espías cuando son ellos mismos los que se espían y, además, lo sabemos y lo saben? ¡Hay amores que matan aun cuando sean del mismo partido!

Insisto, ¿Han de pasar los socialistas por encima del dolor de unas personas que, en muchos casos todavía esperan que les resuelvan sus problemas por vía de indemnizaciones, ayudas domiciliarias, etcétera? Pues no, señores del PSOE. Del PSOE son, ¿no?

No hay mayor denuncia que la elegancia, y con ella estar ahí, no por paripé a Esperanza, si no como apoyo leal a quienes sufrieron y sufren el olvido, monumento incluido.

No nos engaña la Presidenta Marquesa que va al homenaje como si se tomara un agua, azucarillos y aguardiente. Pero ¿qué más nos da si estamos preparados a sus desatinos y desaires? Sin embargo, que el PSOE, con su secretario general de Madrid a la cabeza, insulte a la inteligencia de los ciudadanos con unas disculpas trasnochadas e impropias de un político que pretende gobernar la Comunidad, es una vergüenza imperdonable. 

Menos mal que Pilar Manjón y la Asociación que preside ya están curados de espanto porque saben meridianamente que nuestros políticos no han dejado de meter la pata y hacerles feos.

Luego se preguntarán el por qué no ganan. Y los madrileños tendremos que continuar tragando quina.

¡Qué pena, el sol no sale para todos! 

El traje

marzo 16th, 2009

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Hay políticos que sus buenas maneras  les han dejado en cueros. Bien es verdad que gastar, lo que se dice gastar, no han gastado absolutamente nada de su bolsillo, pero sí del de los contribuyentes, sean de su tierra o del Estado. Lo que más me pasma es esa postura de indignación con la que se enfrentan a los periodistas. En el fondo la FAMA les pone y, ¿qué más da que estén hablando de ese guardarropa tan inmenso, intenso y benéfico que le ha caído directamente desde el cielo a su armario postinero?

Pues con la que sigue cayendo, sus compañeros de partido sólo nadan y guardan la ropa -nunca mejor dicho- porque dicen: santa Rita, Rita -oportuno al ser alcaldesa del mismo partido y no sabemos si de trajes- lo que se da no se quita y se mantiene en silencio aunque al final resucita.

¿Veremos, por fin pedir perdón, pagar los trajecitos y dimitir a esta gente que se pone un esmoquin regalado para ir a ver al Papa, porque es el jefe de sus creencias, y esos descuidos  le importan menos que el uso del condón? ¡Ay, Señor, Señor! ¡Cosas veredes, querido Sancho!

Pues nada, Francesc, al ruedo y a torear, aunque no estaría mal cuidar esa sonrisa porque ya sólo enseñas una mueca de ceniza.


The Visitor

marzo 16th, 2009

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Tom McCarthy me emocionó con Vías Cruzadas, película que escribió y dirigió, y por supuesto, me enseñó a mirar sin miedo la diferencia. En este caso la diferencia de una persona pequeña, pero mucho más grande que otros con centímetros de más. Si aquella película me conmovió, The visitor no sólo no le va a la zaga sino que estremece su lección de humanidad transformadora y solidaria.

¡Cómo nos puede cambiar la vida cuando la casualidad nos empuja por caminos que ni buscamos ni esperamos! Así le ocurre a Walter Vale, un hombre sin sal, ni paz, ni amigos y si me apuráis más bien una especie de zombi atascado en su ombligo y en hazañas que no pueden ser las suyas, una vez perdido en esa existencia amorfa debido a la muerte de su mujer y a la apatía para enseñar a sus alumnos.

Pero un hecho le volverá del revés. Empezará a latir de nuevo. A mirar a la gente que le rodea, a sentir atracción, a pesar de sus 62 años, por alguien cuyo pasaporte se llama ternura.

Richard Jenkins, el padre muerto pero que se aparece a sus hijos -esa tribu de jóvenes perdidos en sus miedos- de la serie de HBO A dos metros bajo tierra, tiene una interpretación tan cercana, tan auténtica, que conmueve y estremece. No menos trascendente es el papel de Hiam Abbas, protagonista de Los limoneros, a la hora de descongelar a este hombre y su bongo. Y los secundarios tienen la grandeza de las primeras figuras. Creíbles, cercanos.

Cine de compromiso, de los adentros, de ése que remueve y que pregunta. ¿Obtendrá nuestra respuesta?

El globo

marzo 12th, 2009

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No significa «cogerse un globo» y enfadarse, tampoco comprarle un globo a los niños. Menos aún pincharles el globo para que lloren y pataleen. Ni siquiera tener la tripa como un globo. Hablo de subir en globo y ver la tierra desde arriba, la gente que va en coche, o la que camina acercándose al lugar por donde vuelas.

Ir escuchando el sonido del gas mientras con la mirada abarcas un vasto territorio y, allí de pie derecho, codeándote con los compañeros con los que compartes el viaje, piensas que nada de lo mirado es tuyo pero, en ese instante, está a tu entera disposición. Y si eres tan patosa como yo, aunque no lo pienses, sabes que cuando el globo aterrice tú te las verás y desearás para no esmorrarte cuando trates de saltar la cestita de marras. Sin embargo, a pesar de que, en efecto, casi me esmorré, no me  hubiera perdido ese vuelo y, si tengo ocasión, repetiré.

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Yo estaba allí

marzo 11th, 2009

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Era 1973, de eso ha llovido mucho. España todavía no había alcanzado la ansiada democracia. Vivíamos en una dictadura moribunda pero nos permitían viajar a los Paises del Este, para que viéramos que allí estaban igual pero mandando los del otro lado del telón: los comunistas.

Dictaduras ni verlas. Vengan de donde vengan y se vistan de celofán o de lagarterana -que diría mi muy querido Forges-. La democracia con sus imperfecciones ¡y tiene a kilos! siempre será preferible a aquella oscuridad que, aquí sufrimos durante cuarenta eternos años. Prefiero poder poner y quitar a aquellos que se dedican a la cosa pública y que también la tratan como si fuera sólo cosa, y sin reconocer que están ahí, precisamente, gracias al público que algo tenemos que decir aunque carezcamos del vocerío que algunos utilizan en su propio beneficio.

Pues bien, a este niño polaco me lo encontré en el hall del hotel en el que me hospedé y me pareció la imagen, cruda y dura, de lo tristes que éramos quienes aguantábamos con dolor, miedo y carencias, aquello con lo que los sociópatas dirigentes nos ametrallaban.

No sé su nombre. Él tampoco supo quién era yo.

Sombras chinescas

marzo 11th, 2009

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¿Qué es el viaje sino el recorrido entre quienes creemos qué somos y lo que existe de verdad en nosotros? Se desdibuja nuestra fisonomía porque preferimos los sombraluces para esconder los miedos -no las fanfarrias-, los sentimientos -no las inquinas-, la solidaridad -no la prepotencia-… ¿Nos mostramos así para esconder qué y por qué o es que, por desgracia, no sabemos ser de otra manera?

La calma chicha

marzo 11th, 2009

Recuerdos de antaño, y de sosiego en Guatemala, después del vendaval (¡y que vendaval, creíamos que se nos volaban las pelucas y el cuerpo se inundaba de chorreones!) mientras nos escondíamos en cualquier rincón a la espera de que este increible lugar: el lago Atitlán y la cadena de volcanes que lo ampara, nos dieran esa paz viajera que despúes de un mes de recorrido, siempre se busca y espera.

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Cerezos en flor y Gran Torino

marzo 10th, 2009

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 Este fin de semana vi dos grandiosas películas. Cerezos en flor es de Dorris Dorrie y, Gran Torino de Clint Eastwood, que también actúa. Escribo de las dos al tiempo porque, a pesar de las culturas diferentes, tienen muchas más semejanzas de las que imaginamos. Los protagonistas son personas mayores, unos hijos en tierra de nadie y otros personajes de apenas veinte años, que nada tienen que ver con los protagonistas y, sin embargo, les aportan el amor congelado del que apenas se acordaban.

En teoría, ese amor tendría que darlo la familia, los hijos en el caso de estas dos historias, pero es imposible. No voy a juzgar a los hijos porque según se intuye, padres e hijos son unos auténticos desconocidos y si así se siente, ¿no será mejor querer a aquellos que sin conocerte te dan la vida, ya sea con la presencia, con un guiño, una sonrisa, una postura, plantando cara o, sencillamente, llevándote a la estación del metro correcta?

¿Por qué nos colgamos tanto de las negruras cercanas o instaladas a nuestro alrededor familiar, cuándo la otra, no la que nos ha venido porque sí, sino la que vamos haciendo con el contacto, el cariño, la verdad por delante es con la que podemos seguir aprendiendo a ser mejores personas?

A veces por ceguera, por miedo a repetir los mismos tristes errores o… Pues todo esto es lo que me han hecho sentir estas dos bellas historias del cine. No dejéis de verlas.

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