Archive for mayo, 2009

El cerebro de Kennedy

miércoles, mayo 27th, 2009

e12-7-trabajador-1.jpgPara ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

El escritor sueco Henning Mankell no deja de sorprenderme y, por supuesto, de atraparme. Tiene ese don. Hace de sus novelas un paseo desasosegante por su propio país y el de otros y te mete el miedo en el cuerpo cuando, sin apenas darte cuenta estás dentro de la piel de, en este caso, la protagonista. ¿Es este desasosiego inventado? El mío no. Me lo crea el escritor -por obra y gracia- tirando de ficción mezclada con la realidad brutal que, probablemente, ande por ahí escondida esperando asomar cuando más sosegados estemos.

Mankell se ventila los tempos de la historia con morosa parsimonia, a pesar del castrado respiro, cuando considera que así lo merece la trama. Consigue poner los pelos de punta en más de un momento e intenta apearnos de esos vuelos donde se intuye, en los otros pasajeros, un asesino con antigüedad y solvencia. En el regreso de Louise Cantor desde Grecia a Estocolmo, se encuentra a su único hijo muerto en circunstancias que, aunque los forenses reconocen como normales, ella no aceptará. Y ahí empieza un largo periplo enloquecido y aterrador. Sin respiro saltará de Australia a España, Suecia y Mozambique, haciendo preguntas, buscando respuestas y cada vez más desvastada su psique. Nunca hubiera querido descubrir aquello a lo que no le queda más remedio que enfrentarse. Lo hará aterrorizada, dislocada de pena y sin creer los dobles escondites de su hijo y el desconocimiento que ha tenido de su vida, su tiempo, su interés, sus amores… En una de sus idas y venidas tropieza con un lugar apartado y dejado de la mano del interés por curar, pero no de aquella otra -la industria farmaceútica- que sólo quiere investigar en los desechos humanos no, precisamente, para mitigar su dolor. 

Louise, localiza a su ex marido en un rincón donde se ha aislado para todo el mundo. Y al conocer la muerte de Henrik decide irse con Louise y hallar los porqués del suicidio, como afirma la policía. Ambos inician ese viaje que tendrá nuevas sorpresas e incomprensiones, a la par que irán descubriendo quién era Henrik y qué poco le conocían. Conclusión: todos llevamos a rastras lo mucho que escondemos junto a lo poquito que mostramos.

¿Qué tiene que ver en todo esto el cerebro de Kennedy? -Os preguntáreis-. Leer el libro y hallareis la respuesta. ¿Acaso preferís saber de antemano lo que se os avecina?  

La obra de Mankell me interesa no sólo cuando el protagonista es el policía Walander, si no  también cuando se remonta a siglos atrás y cuenta otra historia paralela a la que desarrolla en el momento actual; así me lleva a la carrera -la que yo me marco- hasta la conjunción de ambos caminos.

Así son El chino y Zapatos italianos, aunque poco o casi nada tengan que ver entre sí (intimista esta última, sin abandonar cierta intriga sobre las vidas que dibuja, pero más encarrilada a lo que hicieron en el pasado. Tampoco da de lado la soledad sea o no elegida y en constante duda de lo hecho y de aquello que pretendemos hacer, si las fuerzas lo permiten). Joyas, todas, para la reflexión, pues los temas son de una actualidad que raspan. Por cierto su ingente producción está publicada en Tusquets Editores.

De piedra

viernes, mayo 22nd, 2009

e2-3-the-city-0.jpgPara ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

¿Cómo es posible que el diputado Trillo, ex ministro de Defensa con el PP y fervorísimo del Opus, se vaya de rositas dejando que carguen con las consecuencias del Yak-42 los militares bajo su mando? ¿Cómo permite que les cuelguen el marrón cuando fue él quien les dio la orden por la que han sido juzgados? Se ve que en esto no entra el credo del señor Trillo, de hecho sólo se acuerda de santa Bárbara cuando truena.

A este señor se le conocen aventuras variopintas en los puestos de los que se ha encargado. También se le recuerda como martillo de herejes -aquellos que no piensan como él- a los que no ha dejado de patear con su florido y afilado verbo. De hecho su gracejo zumbón reparte leña y enciende la lumbre donde sus contrarios se queman.

¿Será la pandemia porcina la que aniquila la decencia del Partido Popular? No es de recibo que con ese desparpajo torero, mareen al respetable a base de derechazos constantes y se olviden con chicuelinas sin arte. Y, además nadie dimite y Rajoy lo bendice y admite.

Lo cierto es que las familias de los fallecidos en el accidente del Yak-42, se han quedado de piedra al escuchar la sentencia contra tres militares mientras el ex ministro Trillo ni siquiera permite preguntas en la rueda de prensa en la que evitó asumir responsabilidades. ¿Cómo se hace eso? Pues con la cara; mucha cara de pedernal y sin ningún sentido de la dignidad. ¡Menuda representación parlamentaria! ¡Que Dios les coja confesados, por lo menos!

El psiquiatra de los perdedores

jueves, mayo 21st, 2009

c-15.jpgPara ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

Carlos Castilla del Pino no tuvo que esforzarse mucho para ser un resistente de la izquierda, y un médico que dignificó a los enfermos mentales después de enfrentarse a las heridas de aquellas almas que habían perdido la Guerra Civil y pasaban por su consultorio, ubicado en el Dispensario de Psiquiatría e Higiene Mental de Córdoba. Esos perdedores  enloquecieron tras salvar su vida, gracias a esa ruleta rusa que da la suerte o la quita, o quizás fuese el destino o el que no les tocaba morir. Sin embargo, la salvación física no encerraba la psíquica. El trato dado por los vencedores a esos hombres y mujeres fue inhumano.

Castilla del Pino saltándose normas carcelarias, elevó a rango de excelencia el trato con los enfermos. Por eso estudió y escribió sobre el delirio, la tristeza, la depresión, la incomunicación… con el fin de aprender sobre el dolor humano y tratar de entenderlo; con el fin de si no curarlo, al menos mitigarlo. Por muy duro que fuera ese destino, el académico Castilla nunca olvidó esa dualidad -dos rostros: el que enseña y el que guarda- que vive permanentemente en nosotros, ni tampoco a esos hombres destruidos por la sinrazón de una guerra y por el odio que les persiguió hasta casi su aniquilación.

Ahí quedan sus obras para toda la vida, no sólo para estudiosos sino también para profanos a los que nos gusta sumergirnos en ese desconocido mundo del trastorno, la melancolía y la disfunción. ¿Acaso estamos libres de padecer estos desmanes de la naturaleza humana cuando cualquier sufrimiento puede quebrar las mentes? No lo olvidemos: la carencia de cordura puede tomar cuerpo con un solo clic.

Mentiras piadosas

miércoles, mayo 20th, 2009

e1-1-san-francisco-2.jpgPara ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permisode reproducción a otros).

Poema de Mario Benedetti. Montevideo, 2008

Vaya uno a imaginar en dónde y cuándo / el tiempo se hará polvo en la espesura / mientras tanto avanzamos y avanzamos / con las manos atadas inexorablemnte / en un sueño más o menos terroso / si a fin llega el clásico amanecer / con sus destellos de otras temporadas / y ya sin dudas ni estupores / sabemos que las manos están libres / y los dedos se atreven con la gimnasia sueca / no está mal admitir que palpitamos / y meternos la muerte en el bolsillo / después de todo / si / después de todo / es la mentira más estimulante / que nos decimos sin proferir hurras / y la felicidad tal vez consista en eso / en creer que creemos lo increíble.

¿Podría despedir mejor a Mario Benedetti que con su propio poema? Mientras el escribía ya se estaba despidiendo de su «yo» y de los nuestros. ¡Que suerte tiene ese nuevo lugar que ha de habitar! Nosotros nos quedamos sin su voz y su presencia; pero su obra será por siempre inmortal y, ésa, ya es nuestra.  

Y llega la madrugada… eterna

jueves, mayo 14th, 2009

d1-almudena-1.jpgPara ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

Según los entendidos, Antonio Vega, el cantante pop más grande de los últimos tiempos, se ha pasado la mayor parte de su vida jugando con lobos. ¿Estaba predestinado a morir joven? ¿Le importaba un pico estar sano y ser consciente de cuanto se cocía a su alrededor? ¿Por qué genera ese malditismo la noche, la música, las drogas y el rock and roll?

 

Dicen los que se sirven de ellas (de las drogas) que se ven luceros en las mañanas y las corcheas y semicorcheas se anudan las unas a las otras conquistando el mundo de los versos. En ellos anidan los miedos, la locura y ese antiguo deseo de tocar el cielo con las yemas de los dedos, mientras una canción se mete en las entrañas hasta el tuétano.

 

¿Se escribe desde las vísceras cuándo las sustancias las están regando? Qué duele: ¿perder al poeta o al cantante, al amigo o al hermano; o temer por el propio destino?

 

Antonio ya no podrá escribir los versos más tristes esta noche. Ni tampoco los más encendidos. Sin haberse dado cuenta, o ¿era consciente?, ha dejado una orfandad galopante con hambre de su voz y presencia. Buen viaje, Antonio; no dejes de cantar a los ángeles caídos.    

Séraphine

martes, mayo 12th, 2009

copia-de-e1-2-manhattan-2.jpg (Para ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

A veces los prejuicios no nos permiten ver nada más. Tan enfebrecidos cruzamos por este lado de la acera que nada que no seamos nosotros mismos, nos importa. A lo sumo conseguimos parar, si se me apura, escasos minutos por algún tropiezo, o imagen velada que se nos cruza; después volvemos a ensimismarnos en el propio ombligo. De ese modo cometemos no sólo errores, sino injusticias o daños irreparables. Tanto es así que, incluso, tenemos a bien humillar consciente o inconscientemente, para el caso es lo mismo porque de cualquiera de las maneras, haremos daño.

Séraphine es una película tristemente hermosa. El adjetivo que me gustaría no tener que añadir, está presente porque el personaje es real y su historia, también lo es. Limpiadora en casas de postín, con escaso dinero para mantenerse, vive en un cuchitril de apenas seis metros cuadrados y, entre sus rezos constantes y cantos religiosos, su particular relación con monjas, curas e iglesias, vive atada por una obsesión y modo de expresión: la pintura.

Séraphine -interpretada por Yolande Moreau, una actriz inmersa con todo el alma en un papel difícil y grandioso- apenas malcome pero gasta sus pocas monedas en útiles para pintar. Y así pasa las noches sin dormir entonando liturgias y creando con un particular estilo, pequeñas obras de arte que, por esos juegos del destino caen en manos de un alemán, marchante de arte. Si bien le compra las obras y pretende seguir haciéndolo, ha de marcharse de Francia por la puerta de atrás y con noctunidad al estallar la Primera Guerra Mundial.

Cuando regresa de nuevo a Francia se tropieza con más y mejores cuadros de la mujer. El reencuentro que podría haber sido el de la estabilidad supone un vía crucis directo a la locura, a pesar de que sus pinturas continúan siendo espectaculares, su producción grandiosa y las ventas extraordinarias.

La fragilidad humana, a pesar de nosotros mismos o precisamente por nosotros mismos arrastra por recovecos de los que muchos no pueden salir; y en ese laberinto se interna Séraphine hasta que la sociedad de ese siglo se las apaña, legalmente, para apartarla de su vista.

La película de Martin Provost no sólo muestra sino que empuja al espectador a adentrarse por vericuetos a los que nos prohibimos llegar por miedo, por vergüenza o por no saber, ni ver. La historia es de una profunda reflexión, e incluso si nos atrevemos a reconocerlo, la punta del iceberg que todos llevamos dentro: esa línea tan infinitamente fina y frágil que separa lo que llamamos cordura, del terror a la locura. ¿Acaso creemos que estamos exentos de cruzarla?

Primeras damas

martes, mayo 12th, 2009

d15-4-pto-de-la-cruz-3.jpg Para ampliar la foto haced clic en ella. (Foto propiedad de la autora. Sin permiso de reproducción a otros).

El revuelo que la fotografía publicada en el diario El País, en la que aparecían la princesa Leticia y Carla Bruni subiendo las escaleras al unísono, mostrando sus esbeltas figuras envueltas en trajes ceñidos, marcando la línea de sus oficiales culos, más tacón de aguja la primera y algo más bajo la segunda, para no sacar cabeza y media a Sarkozy (problema que se evita Leticia al tener una torre por marido), ha sido de una magnitud incontestable. Y si no que se lo digan a la Defensora del lector del diario citado.

A mí la fotografía me pareció extraordinaria, bien vista por su autor al tomarla desde el costado y así resaltar, con total intencionalidad, los perfiles de ambas a los que añade  ritmo sincronizado para traspasar, finalmente, lo visual al envolverlo en su particular ballet. Un hurra por el fotógrafo.

Sin embargo, son muchas las personas que han opinado que esta foto resulta la salsa rosa   de la política, además de ver la utilización sexista de la misma. Critican, pues, al periódico por haberla expuesto en la portada. Creo que, en ocasiones, pecamos de melindrosos compulsivos. Si bien, es bueno que la opinión y la polémica se desencadene para constatar que sin desatinos es bueno opinar gracias a la democracia conquistada.

En estos momentos, lo más seguro es que estas dos mujeres no piensen en envejecer sino en continuar con sus figuras más o menos perfectas y en la línea de lo que se lleva, además de gustar por donde quiera que van. Pero con el paso de los años, las puede suceder como a las de la foto aquí publicada: senos caídos, espaldas encorvadas, rodillas con prótesis, dedos artríticos tanto de las manos como de los pies, vientres fláccidos y todo aquello que no se ve. Pero ahí las tienen, con su pamelita, como gemelas, contemplándose alguna nueva deformación o hablando de la dolencia aparecida, pero en top less y con las ganas intactas de mostrarse.

¿Se han preguntado si nuestras primeras damas están contentas por aparecer en primera plana? A lo mejor estamos criticando al periódico y censurando el hecho y ellas, sin haber llegado todavía al estado de la foto de más arriba y, por tanto, hacer de la juventud y atractivo sus banderas, están encantadas de ser la apertura gráfica de El País. Entonces, ¿dónde está el problema?