¿Cómo es posible que el diputado Trillo, ex ministro de Defensa con el PP y fervorísimo del Opus, se vaya de rositas dejando que carguen con las consecuencias del Yak-42 los militares bajo su mando? ¿Cómo permite que les cuelguen el marrón cuando fue él quien les dio la orden por la que han sido juzgados? Se ve que en esto no entra el credo del señor Trillo, de hecho sólo se acuerda de santa Bárbara cuando truena.
A este señor se le conocen aventuras variopintas en los puestos de los que se ha encargado. También se le recuerda como martillo de herejes -aquellos que no piensan como él- a los que no ha dejado de patear con su florido y afilado verbo. De hecho su gracejo zumbón reparte leña y enciende la lumbre donde sus contrarios se queman.
¿Será la pandemia porcina la que aniquila la decencia del Partido Popular? No es de recibo que con ese desparpajo torero, mareen al respetable a base de derechazos constantes y se olviden con chicuelinas sin arte. Y, además nadie dimite y Rajoy lo bendice y admite.
Lo cierto es que las familias de los fallecidos en el accidente del Yak-42, se han quedado de piedra al escuchar la sentencia contra tres militares mientras el ex ministro Trillo ni siquiera permite preguntas en la rueda de prensa en la que evitó asumir responsabilidades. ¿Cómo se hace eso? Pues con la cara; mucha cara de pedernal y sin ningún sentido de la dignidad. ¡Menuda representación parlamentaria! ¡Que Dios les coja confesados, por lo menos!