Estoy segura de que si la Guerra Civil la hubieran ganado los republicanos, no habría ni un franquista enterrado en las cunetas, junto a las tapias de los cementerios, en los vertederos… Se les habría dado un entierro digno -al menos ése era el ideario que abrazaron millones de almas de ese pensar-. Muchos de los famiiares de esas almas andan perdidos en busca de sus restos para depositarlos en un cementerio con la dignidad que les corresponde. Pero no les dan los permisos.
Sin embargo, jueces de sotana y sacristía y de los que firman sentencias, además de las diferentes Administraciones -como las avestruces- no sacan la cabeza de los agujeros en los que se esconden. ¿Es esto democracia y reconciliación? ¿A qué juega el PSOE? ¿A decir que sí a la apertura de fosas pero escudarse en aquellos caciques, todavía vivitos y coleando, que no lo permiten? ¿Para cuándo una firma aceptando que los familiares que todavía viven -cada vez menos- entierren a sus muertos con la dignidad que les corresponde? No necesitan pompas ni boatos, ni que los franquitos que quedan lleven a nadie bajo palio. Lo único que quieren estas familias es encontrar a sus padres, hermanos, hijos y enterrarlos para descansar. Exactamente igual que aquellos que sí lo están desde el fin de la guerra, a pesar de haber dado un Golpe de Estado.
¿Se puede boicotear la apertura de tumbas y dormir tranquilos? ¿Qué clase de ideología gobierna este país, que continúa asumiendo las pautas de la derecha en cuanto a las exhumaciones? Ya está bien.
Menos mal que la jueza Tania Chico, de Benavente, ha ordenado la apertura de una fosa. Espero que el efecto dominó se haga patente y los auténticos jueces de paz pongan en marcha y, deprisita que no queda tiempo, el desenterramiento de los ajusticiados -sin juicio ni condena de por medio- hace la friolera de unos setenta y tres años. ¿Hay quién aguante más?